A propósito de Harry Potter, Vilma Fuentes de La Jornada (27/12/03) comparte su experiencia ante el fenómeno de lectura de una nueva generación, misma que copio a continuación sólo para destacar que el encuentro con las letras corresponde a las hadas.
"Mi primera sorpresa fue cuando escuché a mis dos duendes, Belphe y Azimuth (quienes se niegan a ir a la escuela por temor a convertirse en dioses y ser encerrados en una iglesia o cualquier otro género de templo), me informaron que ya tenían la lista de útiles para entrar a clases en Poudlard, un colegio de brujos. Mi asombro fue absoluto: ¿qué necesidad tienen dos duendes que hacen uno estrellas y otro nubes de aprender magia? (...)
Mi segunda sorpresa fue cuando me decidí a leer los Potters como ya lo habían hecho otros millones de lectores en el planeta. La autora, aparte de poseer la cualidad de seguir el estilo realista de Dickens doblado por la magia de Lewis Carrol, consigue hechizar y hacer creer en un mundo imaginario en el que los milagros y la magia son posibles. Se me ocurrió entonces que tal vez, en un mundo donde pierden fuerza las creencias religiosas, la necesidad de lo irracional encontró una puerta en las aventuras de Harry Potter. Ademas, Harry vive en el mundo actual: maneja computadoras, marcas novedosas de varas mágicas, utiliza buhos como teléfonos celulares, automóviles volantes en vez de tapices.
Pero creo que también es esencial señalar que los Potters han formado una nueva generación de lectores. Porque entre uno y otro volumen de Potter, los niños leen a Dumas, a Salgari, cuentos de Las mil y una noches; Verne, Dickens, Twain. Y no sólo eso, muchos niños prefieren la novela escrita a la película. "
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