A propósito de la autobiografía
Durante el curso de Humanidades que promueve la Librería Sor Juana, ha destacado la inquietud de escribir autobiografías. No sólo porque el maestro Raymond Williams, expositor de la semana pasada, haya dicho que es un género candente. Más bien, sucedió que desde un principio las participantes comprendieron la posibilidad de un texto para cambiar de perspectiva en la auto-lectura.

A quienes no participan del curso-diplomado de los sábados, quiero recomendarles el libro que está sirviendo de guía a estas nuevas escritoras: Escribir nuestra vida (Paidós, 2005), de Marcela Guijosa. Y una autobiografía en que aterrizan las enseñanzas del manual, que no se sabe si efectivamente fue su alumna: Érika Mergruen, La ventana, el recuerdo como relato (Demac, 2002). Lo que puedo añadir es que la autobiografía es entrañable sin volverse aburrida. La gracias de la autora-narradora vuelve el texto ágil y puntual para volver a los recuerdos.