11.9.04

La química y la frecuencia
Es cierto que no siempre hay química para estar frente al monitor y reseñar los libros leídos. Intrigada por esta cuestión de ánimo, me he dado a la tarea de revisar la colección La ciencia para todos del F.C.E., de la que ya he reseñado más de un título. Por eso quizá les parezca reiterativo volver, aunque las sorpresas de la ciencia eventualmente sugieren igual o mayor dinamismo que las letras de ficción.

Hormonas: mensajeros químicos y comunicación celular (1997), de J. A. García Sáinz, logra una descripción simple sobre la forma en que el cuerpo está comunicado. Interesante la exposición quasi anecdótica de la transmisión celular. Con poco conocimiento previo, el/la lector/a acelerará sus sinapsis para entender el complejo sistema que internamente guardamos.

Las ventajas de la muerte
De la misma colección, el título La muerte y sus ventajas (2003) parecería ser una buena promoción de viaje al más allá. Lo fuera, si la lectura no hiciera un interesantísimo recuento de los modos en que los seres vivos mueren, siendo el caso humano el de mayor refinamiento. No convendría morir pronto si todavía hay tanto por saber.

Los clásicos
Para quedarnos en una dimensión menos tangible, quiero mencionar un libro de ensayos que Italo Calvino comenzó a compilar antes de morir, empresa (la compilación, no la muerte) que completaría su esposa Esther. ¿Por qué leer a los clásicos? (Tusquets 1992) es una selección personal del autor de aquéllos a quienes considera clásicos. Después de definir en 14 enunciados lo que es un clásico, invita al/a lector/a a establecer su propia lista. ¿La de él? Elaborada, en algunos casos, por la simpatía y la profunda admiración de sus textos de cabecera permanentes, aquéllos que siempre tendrán algo nuevo que decir al presente.

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