6.7.06

La sociedad conformista

Columna del lunes en jueves, para acicatear un poco la conciencia.

Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo.
G. Orwell, Rebelión en la granja.


Puesto en circulación el nuevo libro de Marcos Roitman Rosenmann, Las razones de la democracia (Siglo XXI, 2006), se reabre la discusión en torno al social-conformismo, tema que el autor ha trabajado en los últimos años, donde ya preveía conductas que parecen habernos alcanzado: la indiferencia y el conformismo. El pensamiento sistémico. Los orígenes del social-conformismo (Siglo XXI, 2003) establece el riesgo de la desaparición del "homo sapiens sapiens" y hace constar cómo las políticas capitalistas de posguerra impregnaron la cultura y disminuyeron la capacidad de pensamiento autónomo.

En el El pensamiento sistémico. Los orígenes del social-conformismo, el sociólogo deconstruye la propuesta ideológica del pensamiento sistémico, agrupador de múltiples posturas epistemológicas y políticas contemporáneas. Dos de ellas, la sociobiología y el liberalismo. La primera, ocupada en explicar la realidad social con una base biología que deshistoriza al sujeto convirtiéndolo en un simple operador funcional del sistema. En la parte política, el liberalismo globalizador, defensor de una "libertad dirigida" por el Estado, que tiende a enajenar la responsabilidad personal y ridiculiza actitudes opuestas al capitalismo.

¿Qué es el conformismo?
Para el escritor chileno, el conformismo consiste en la abstracción o desaparición de los principios éticos ?a la hora de enjuiciar el orden establecido?. Es una actitud deliberada en que se acepta pasivamente la conducción del sistema, bajo la consigna de la unidad y el bien común. En un nivel previo al conformismo, se encuentra la indiferencia como inhibidor de las decisiones que afectan las relaciones sociales.

El conocimiento sistémico
Según Roitman, a un pensador sistémico resulta fácil ignorar la complejidad cultural y la reflexión filosófica que suscita la realidad humana. En un esfuerzo de fundamentación teórica, el conocimiento sistémico que respalda el conformismo actual de la sociedad recoge todo tipo de novedades conceptuales para llenar el vacío de pensamiento que existe en los sujetos que abandonan su opinión a la corriente. Roitman concluye que los sujetos sometidos al sistema político y su acción económica pueden ser entendidos sólo como operadores sistémicos. Recuperando la frase de de Charles Wright Mills (La imaginación sociológica, F.C.E., 1961) los individuos son "robots alegres" porque ajustan su experiencia de felicidad (reducida frecuentemente al nivel de los sentidos) a la oferta del proyecto económico globalizador. Con finos rastreos del impacto social de las ideologías contemporáneas, el ensayista demuestra cómo la llamada globalización no es un fenómeno política y moralmente neutro.

La formación de la ciudadanía
En su último libro, Razones para la democracia Roitman Rosenmann retoma el tema de la ciudadanía para afirmar que, en la democracia actual, ciudadano y consumidor se han equiparado. Tal equivalencia da como resultado la inhibición de la voluntad ciudadana y la disminución de su poder real, fundamento de toda democracia.

Para el auténtico ciudadano, vivir la democracia sería, pues, recuperar el poder que las falsas éticas ?fachada de ciertas instituciones que se precian de democráticas? han usurpado, a través de la manipulación política que la semeja a un asunto de mercado.

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