Narrativa y adolescencia
Entre los rusos más excelsos está Iván Turguenev. Una de las mejores novelas sobre la transición afectiva de la adolescencia se expone, con la precisión de un experto en narrativa, en Primer amor (Porrúa 2000). En la edición de Sepan cuantos, acompañada por Nido de hidalgos y Aguas primaverales, Turguenev es presentado como el gran desconocido de la novela rusa, de la misma o mayor calidad que Tolstoi y con una profundidad capaz de trascender su siglo, el diecinueve.

Primer amor, a diferencia de Agostino del italiano Alberto Moravia, que también describe el modo en que un adolescente toma conciencia del amor, tiene la virtud de la atemporalidad del relato. Además de que es imposible dejar de leer cuando las palabras y la trama nos han amarrado y sentado inquisidoramente en el jardín o el "salón" donde se encuentran Voldemar y la princesa Zinaida. Si alguien gusta del romanticismo, ruso o francés, y su tragedia, la novela será un buen bocado de la obra del ruso desconocido.