10.12.06

La fantasía, única verdad

Columna del lunes en Frontera.

Antes del gran debate sobre los problemas del conocimiento, antes que las ficciones de Borges y de los célebres románticos, Charles Nodier (1780-1844) escribió una novela fantástica que pone en duda la supremacía de la realidad (la historia) sobre la ficción. La reciente publicación de El hada de las migajas (Siglo XXI editores, 2006) revela el efecto del buen trabajo editorial ocupado en rescatar de viejos catálogos las obras maestras que la fama -ese distractor de la vida- no marcó en letras magníficas.

La flamante colección "Escuchar con los ojos", a la que la obra pertenece, tiene el propósito de atraer la mirada lectora a textos literarios -en su mayoría geniales- poco conocidos. Inspirada en un poema de Francisco de Quevedo, la frase "escucho con mis ojos" es la inauguración de una nueva etapa en la historia de la prestigiada editorial mexicana.

El valor de la locura
Pese a su lenguaje erudito y su sintaxis en ocasiones complicada, la novela no pierde la fluidez narrativa ni la profundidad para pensar en temas fundamentales al ser humano, materia ahora de la psicología. Como una lección analítica, la propuesta de Nodier supera la dulzura romántica del contexto para analizar con originalidad y contundencia los deseos cumplidos por sus personajes insertos en sus propias fantasías.

A través de la historia de Miguel, carpintero austero cuya vida se vuelve encantadora junto al mar, la novela parece contradecir las convenciones acerca de la verdad y la locura, razón inmaterial. Como afirma Fabianne Bradu en el prólogo, Nodier busca las certezas en los sueños, en las versiones propias de los considerados locos, creando en su mundo marginal (su aparente conservadurismo de bibliotecario) un submundo de ficción tan admirable como en Borges.

Tras la verosimilitud
Con Belkiss, reina de Saba, como protagonista, la novela escrita originalmente en 1832 pinta escenarios del viejo mundo en el siglo XIX salpicados de los misterios del famoso personaje de la antigüedad. Como una embajadora de la vieja civilización, el Hada de las Migajas rebasa las posibilidades de la historia para estar presente en un tiempo flexible y múltiples espacios. El hada, como presencia deseada y repartida, no tiene límites, así como ilimitada es su sabiduría, arsenal de recuerdos y evocación de lenguas.

¿Qué falta a la novela para ser cierta? Desconfiar de la historia cuando afirma que los grandes personajes han muerto, especialmente cuando las tradiciones las atraen en las palabras y los recuerdos. Según Nodier, son más verosímiles las ilusiones de los lunáticos, desprendidos parcialmente de la tierra. Para hallar la verdad, de acuerdo a las hipótesis de Nodier, hacen falta las creencias.

No hay comentarios.: